–
Esto, no puede ser cierto, no puede estar pasando. – Sollozaba, con una sonrisa
temblorosa, un joven de cabellera negra y mirada carmín, habiendo recogido una
espada que, hasta entonces, aguardaba en la pared.
–
¿Por qué? – Cuestionó con sus mejillas empapadas en lágrimas al sujeto que
frente a él sostenía una espada ensangrentada – ¿Por qué lo hiciste? Rey, ¿Por
qué los mataste? Yo, yo confié en ti.
–
Venganza – Respondió este, observándole con penetrantes ojos turquesa; su
cabello rojizo se confundía con la sangre que manchaba su rostro y ropa.
–
¿Venganza?
–
Tu familia destruyó la mía. Hace mucho que esperaba llegase este día, no tienes
idea de cuánto lo he planeado, de cuanto lo anhelaba.
–
Entonces… ¿Qué hay de mí? ¿Sólo jugaste conmigo?... ¿Me usaste?... ¿Sólo fui,
parte, de, tu venganza?... Lo nuestro… ¿Fue todo mentira?... ¿Sólo eso… parte
de esto… ¡de tu venganza!?... ¿Nunca significó nada para ti? ¿Nunca signifiqué
nada?... – Lloraba, temblando, sosteniendo la espada con ambas manos frente a
él, con voz entrecortada realizaba cada pregunta, aún temiendo la respuesta –
Lo sabías… Desde el comienzo… ¿Por eso te acercaste a mi?
El
pelirrojo le observaba, escuchando cada pregunta sin realizar movimiento
alguno.
–
De todos – Reconoció calmadamente – Eras el más hábil y fuerte; el único que
podría hacerme frente.
Avanzó
unos pasos, obligando al otro a retroceder uno también. – Si te enamorabas de
mí no podrías matarme, no podrías enfrentarme con esa intención.
–
Nunca te importé… – Musitó con sus ojos empañados, esbozando luego una triste
sonrisa – Tenías razón – Dijo, arrojando su espada lejos, a un lado – No puedo
pelear contra ti – Se dejó caer de rodillas, bajando la mirada al suelo – Ya…
Puedes… Matarme y, acabar con eso.
–
No puedo – Escuchó decir a Rey rotundamente.
El
joven se sorprendió, levantando la vista un instante – ¿Por qué? ¿No era esto
lo que querías?... Sólo mátame, mátame y habrás acabado tu venganza… – Podía
sentir una fuerte presión en su pecho; quería que se detuviera aquel dolor, que
todo aquello desapareciese de una vez, incluso si debía morir lenta y
dolorosamente, nada podía ser peor que aquella sensación.
–
No – Se hizo escuchar nuevamente aquella voz en tono determinante de quien
avanzó un paso más cerca del otro.
–
¿¡Por qué!? – Exclamó, cerrando fuertemente sus ojos en un intento inútil por
contener las lágrimas que procuraban volver a escapar – ¿No has tenido
suficiente de tu venganza ya? Los asesinaste; todos, todos están muertos… Y…
también yo… Jugaste con, mis sentimientos, te aprovechaste, y… destruiste mi
orgullo… porque… a pesar de todo eso, sigo sintiendo la misma ansiedad cuando
pienso en ti; esa indescriptible sensación que siempre tuve… Incluso, sabiendo
que debería odiarte, no puedo; mi, corazón sigue latiendo fuertemente cuando te
oigo, se, acelera sólo sabiendo que, estás ahí, cerca, y… no puedo evitarlo…
¿Es-eso, no es, suficiente?... ¿No he, sufrido ya, lo suficiente como, para que
puedas, acabar con esto?... ¿Por qué, no, sólo me matas y, acabas, tu venganza
de, una vez?
–
No – Repitió el otro acercándosele – Dije que no puedo, ¿No lo entiendes? – Su
voz no se había alterado en lo más mínimo. Clavó la espada junto al joven que
le dedicó una mirada de reojo para luego levantar la vista hacia el otro,
sintiendo cómo delicadamente una mano sujetaba su mentón.
–
No puedo matarte – Continuó – Porque caí en mi propia trampa, me enamoré de ti,
Luke.
Separando
levemente los labios, el rostro del chico reflejaba su sorpresa ante aquella
confesión.
Rey
volteó alejándose, luego se detuvo y concluyó. – Puedes quedarte aquí o venir
conmigo, o tomar esa espada y cobrar venganza por tu familia. Tú eliges.
Hubo
un instante de silencio antes de que el chico recogiese la espada
incorporándose. Pese a todo lo ocurrido, aún le amaba.
Corrió
entonces hacia él, abrazándole fuertemente. Dejó que la espada se deslizara por
su mano cayendo al suelo, allí dónde sería olvidada junto a aquella sangrienta
escena de muerte.
Aferrándose
con fuerza al otro, mojándole, con su rostro empapado, la espalda, le susurró
lentamente – Si mueres, llévame contigo.
Eve Nezumi
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Esta historia la creé el año pasado (Finales del 2012). Los personajes no tienen
relación alguna con la imagen.
Los derechos sobre este relato me perteneces, así que si lo ven
publicado en otra página agradecería me dieran aviso.
Si alguien lo lee, gracias y espero que les guste.
Me despido,
Eve Nezumi
No hay comentarios:
Publicar un comentario